sábado, 5 de mayo de 2012

Declaración de VOINA sobre la Bienal de Berlín

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Nos encontramos con Artur Żmijewski [comisario de la Bienal de Berlín] en San Petersburgo en la primavera de 2011. Ese verano nos invitó a ser curadores de la 7ª Bienal de Berlín. Él nos dijo que necesitaba nuestra ayuda para transformar el arte en política. Esto no quiere decir que como comisarios de la Bienal vayamos a ocuparnos de la gestión de la exposición, lo que en nuestra opinión es más bien inútil: las exposiciones de arte contemporáneo son dañinas. Todo lo que los artistas piensan hoy en día es qué pueden exponer y dónde. Por lo tanto, cuantas menos obras de arte haya en la Bienal mejor. La base de nuestra actividad curatorial en la Bienal de Berlín es la siguiente: trabajamos sin ningún tipo de limitaciones y la Bienal de Berlín no nos ha impuesto ningún marco de actuación.

Hemos tenido un estrecho intercambio con Artur. Él sabe de las dificultades que enfrentamos y lo agotador que es vivir en la clandestinidad. Que trabajemos con la Bienal de Berlín no quiere decir que abandonemos nuestro país. Nuestras actividades, aquí en Rusia, forman parte de nuestro trabajo para la Bienal. Todas nuestras acciones como curadores tienen un carácter oficial, actuamos como curadores asociados de la Bienal, y el gobierno tiene que aceptar esto. Nuestras acciones cada vez son más radicales. Los gobernantes no se atreven a presentar cargos en contra de nosotros, porque probablemente no podrían arrestar a toda la Bienal de Berlín. Tratar de salir del país no sería algo difícil en absoluto, pero vivir en San Petersburgo - donde la "Comisión de lucha contra el extremismo", la policía criminal, y el departamento ruso de la Interpol nos buscan, y donde nuestras fotos policiales incluso se han colgado en las recepciones de los museos-, vivir en estas condiciones es mucho más peligroso que el tipo de aventura elegante que supone cruzar una frontera. En principio, nuestra posición es la siguiente: Nos quedamos aquí. El gobierno ruso está en guerra contra su propio pueblo. Muchos rusos, particularmente aquellos con una buena educación, ya han abandonado Rusia. Millones de personas nunca han sido capaces de alcanzar sus metas en la vida. Esto es culpa del gobierno. Es por eso que no queremos salir. Nuestra línea del frente está en Rusia. Y esta es también nuestra posición estética: permanecer en la ciudad más bella del mundo. En nuestra opinión, es parte de la ética de un artista resistir contra el sistema dominante y también hacer que este objetivo esté al alcance del público. Es por eso que tratamos de hacer que brille nuestra meta de la mejor manera posible. Hay una anécdota o quizás es sólo el recuerdo de alguien, de Kazimir Malevich: después de la revolución en Petrogrado, armado con una pistola, pasó por los estudios de los artistas preguntando quiénes seguían pintando abedules y exigiéndoles que crearan arte verdadero. Con un arma. Esto es arte de verdad.

La estética es la condición previa de la ética. Hoy en día, la ética es mucho más importante para el arte. Voina no tolera la cobardía, ni la codicia, pues son la fuente de la traición, que es lo peor y lo más imperdonable de la mayoría de los artistas activistas. Nosotros personalmente no podemos soportar la apatía o la ineptitud. Cuando ambas se producen, además, en combinación de una exagerada auto-estima, nos convertimos en una compañía muy desagradable.

Queremos hacer un tipo de arte que no inspire a nadie a la idea de otorgarnos un premio. Pero si los museos y las instituciones no pueden dejarnos ir y quieren seguir con nosotros, proponiendonos para sus estúpidas competiciones, van a lamentarlo. Es imposible sobornar al arte revolucionario, y jugar con los genios es peligroso. Es un consejo amistoso que deberían tomar muy en serio. Para nosotros, el arte no es la medida de la vida. Creamos una nueva vida, nuevos acontecimientos, a los que uno se puede referir. Nuestros fusiles están cargados y apuntan al arte para que se mantenga a distancia y no extienda su hedor cerca nuestro. Odiamos las relaciones públicas. Somos un grupo clandestino. Voina se ha vuelto muy popular. Libros y películas sobre nosotros están en todas partes, la gente copia nuestras acciones y nada de esto tiene nada que ver con nosotros. Es otra gente jugando a la imitación. Pendejos perezosos que se hacen pasar por nosotros ... esto no tiene nada que ver con nuestro futuro.

En la prensa rusa casi nada se ha publicado sobre nosotros, lo que da una imagen fiel de la realidad. En este caso, la escritura fraudulenta de los lacayos se ha convertido en la ideología del trabajo periodístico. Si de la tercera parte de lo que escriben una es correcta, ya es un gran éxito. Un ejemplo típico de esto es cómo la prensa escribía artículos serios acerca de nuestra participación en la corrupta Bienal de Moscú, a pesar de nuestro fuerte boicot público. Desde 2005, cuando nos constituimos como grupo, se ha producido un importante flujo de desinformación acerca de nosotros. Pero a veces esto también tiene aspectos positivos: cuando la policía intentó investigar sobre nuestra acción "Palacio de la Revolución" no pudieron encontrar ninguna evidencia, salvo los rumores de los medios de comunicación e interpretaciones artísticas en los blogs tremendamente contradictorias. Así que toda la investigación colapsó.

Ahora nuestro objetivo es presentarnos ante la gente con una impresión convincente a través de acciones decisivas. La protesta pasiva y acciones simbólicas -ahora que está de vuelta la "gran historia", son inmorales. Los acontecimientos de diciembre de 2011 y febrero 2012 en Rusia nos muestran que el gobierno y la oposición (que se humilla ante el gobierno) ridiculizan las protestas de la gente y las degradan al nivel de los memes de Internet que consumen. Hay risas e ironías pero nosotros nos armamos para la lucha callejera. Hemos tomado Berlín. El siguiente paso es la Revolución rusa.


Voina

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