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Rant puede parecer una obra menor, es una novela de género y es, además, divertida. Tal vez su subversión sea nominal, un simple, aunque aterrador, juego literario. Pero, y ocurre con todas las novelas de Palahniuk deja en el lector una serie de imágenes e ideas difíciles de olvidar. Creo que sólo por eso merece la pena.
Según advierte el autor (¿?) en una nota introductoria Rant “está escrito al estilo de las crónicas orales”.
Se trata de una recopilación y montaje de información obtenida a través
de entrevistas a varios personajes, con lo que la veracidad de lo que
se cuenta es más que dudosa.
Partiendo de esta premisa, Rant (que en la edición española de Mondadori se subtitula innecesariamente “La vida de un asesino”) tiene una estructura similar a la de Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño.
De
las declaraciones del primer entrevistado obtenemos información que nos
es difícil asimilar y valorar: Buster “Rant” Casey está muerto; es el
responsable de la propagación de una enfermedad altamente contagiosa que
ha matado a miles de personas y ha trastocado el orden social, llevando
incluso a la proclamación de la ley marcial indefinida en los EEUU;
existe algo llamado “choquejuergas” en principio algo anecdótico, pero
importante poco después. En las siguientes declaraciones un grupo de
“choquejuerguistas” hablan sobre una visita nocturna a la zona rural
donde creció Rant. Sin saberlo se nos anticipa información que en cierta
manera explica todo lo que ocurrirá luego… aunque en realidad lo que se
nos está planteando es la posibilidad de que todos los acontecimientos
que se nos van a contar respecto a Rant estén contaminados por teorías
conspiratorias y leyendas urbanas sin fundamento, encaminadas a la
deificación de su figura.
Pero
en estas primeras páginas aún no sabemos nada, aún no entendemos nada.
No comprendemos el fundamento de las choquejuergas, en una de las
cuales, envuelto en llamas, al parecer murió Rant, ni tampoco el
significado de esas lunas y soles que acompañan a los nombres de los
entrevistados, ni sobre la misteriosa enfermedad que diezma a la
población y que muchos enarbolan como insignia de rebelión. La novela,
en sus primeras páginas, está envuelta en un misterio del que, al
parecer, no se debe hablar. Palahniuk recupera en Rant el espíritu de El club de la lucha.
De esta forma, aunque de manera insatisfactoria, se cumple la igualdad:
Rant = Los detectives salvajes + El club de la lucha
Pero no podemos negar que hay ecos de Ballard, ni resonancias a Días extraños
de Kathryn Bigelow, influencia de P. K. Dick (claro, es imposible ya
escribir sin tener a Dick de referente), extrañas concomitancias con 12 monos, hasta incluso una revisión del mito de Edipo. Tantas referencias y conexiones pueden hacernos pensar en Rant
como en un pastiche de ideas adquiridas y acumuladas de cualquier
forma. Pero Palahniuk logra zafarse de la referencia y el homenaje, sin
por ello renegar de las influencias, creando una obra original gracias a su personal estilo.
Rant viene
a confirmar la actual tendencia de hibridación de géneros (obviarla y
optar por el realismo es, a mi parecer un grave error) y coloca un
relato de ciencia-ficción, aunque en principio no lo parezca, entre
aquellas obras que los amantes de las catalogaciones consideran
“serias”.
(Tan serias como Ada o el ardor, Contraluz, El fondo del cielo…)
Tal
vez esta tendencia que tiene Palahniuk en desmarcarse del realismo y
recurrir a lo que tradicionalmente se consideran géneros menores, hace
que no sea uno de los escritores más destacados desde una perspectiva
“literaria” en el panorama narrativo estadounidense. Pero no se puede
negar que es uno de los más certeros al describir, de una forma
alegórica si se quiere, la quiebra del capitalismo consumista. Y de los
más críticos respecto a las tibias protestas contra el sistema. La tesis
que puede obtenerse de las novelas de Palahniuk es que la única
reacción posible es un nihilismo atroz. Pero un nihilismo fruto también,
y por tanto contradictorio, del sistema capitalista. Un nihilismo
destructivo y egoísta que no busca derribar los cimientos de la sociedad
como principio de la (re)creación de un estado social mejor, sino como
enseña del individualismo y, por tanto, materialista y asocial.
Demos la bienvenida al Radicalismo solipsista (término que, siendo consecuente, voy a registrar como creación personal)
Rant puede parecer una obra menor, es una novela de género y es, además, divertida. Tal vez su subversión sea nominal, un simple, aunque aterrador, juego literario. Pero, y ocurre con todas las novelas de Palahniuk deja en el lector una serie de imágenes e ideas difíciles de olvidar. Creo que sólo por eso merece la pena.